Una de las formas de conseguir ingresos con la fotografía es el Microstock, y uno de los mayores expertos en este campo es Víctor Torres, director de Arte en ADD PUBLICOM Madrid, una agencia de publicidad, y fotógrafo aficionado especializado en Microstock, autor de la web My Microstock, presente en casi 20 bancos de imágenes, con un portfolio de 2000 imágenes. Además, imparte charlas y cursos, como el recién celebrado Microstock Point Málaga con Photaki, el Ateneo y la Escuela Apertura.
Llegó al Microstock primero como cliente, porque esta forma de vender la fotografía supuso también una revolución en la forma de trabajar la publicidad. Y es que frente a los altos costes que siempre habían tenido las imágenes, el Microsctock permitía ajustar el precio de los trabajos sin restar calidad y ganando en competitividad. Y así, como usuario de Istockphoto, observó que se podían vender imágenes. “Los primeros meses eran anecdóticos, como mucho me daba para ir con mi mujer a cenar y poco más. Pero como todo trabajo, si te lo tomas en serio y trabajas duro, la recompensa llega seguro. Actualmente colaboro con casi 10 agencias siendo las más interesantes Shutterstock, Fotolia, Photaki, Dreamstime, Depositphotos, y la propia iStockphoto“.
“En cada viaje que realizaba, me traía un buen saco de imágenes destinadas a stock que editaba, asignaba metadatos y subía a las agencias hasta el día de hoy, donde puedo admitir que se ha convertido en un segundo trabajo absolutamente gratificante. Hace poco más de dos años, sorprendido por el desconocimiento que había de este negocio en España, y por la cantidad de grandísimos fotógrafos que estaban perdiendo la oportunidad de empezar una carrera en microstock, me decidí a montar MyMicrostock.net, un punto de encuentro de los microstockers para la comunidad hispano hablante, que hoy día tengo el orgullo de decir que es líder en el sector. En MyMicrostock se puede encontrar toda la información de como adentrarse en este apasionante mundo, publico entrevistas con los mejores fotógrafos de stock del mundo, noticias relevantes del sector… Esta web, es complementada con talleres presenciales que he venido realizando estos años en escuelas de fotografía, donde cuento de primera mano las técnicas y herramientas necesarias para obtener éxito en este sector”, afirma, como el celebrado hace unos días en Málaga o el 6 de abril en Madrid.
Sin embargo, también aclara que el Microstock no es la gallina de los huevos de oro, ya que “se ha profesionalizado mucho, ya no es fácil hacer dinero con unas cuantas fotos sacadas en tus vacaciones. Las agencias más importantes tienen más de 20 millones de imágenes en sus bases de datos y son mucho más selectivas a la hora de aceptar fotos, ya sea por su valor comercial o por meramente su calidad técnica”.
Así, en una entrevista publicada en Visual, recomendaba buscar imágenes nuevas que aporten algo diferente, y en otra entrevista, en este caso en Enfoque Selectivo, recomendaba, antes de lanzarse y mandar las primeras imágenes para ser validadas por el banco de imágenes, echar un vistazo para saber qué es lo que se está demandando más y cuál es la oferta existente.
Muchos de los fotógrafos profesionales que entraron en este mundillo por probar, ahora se dedican únicamente a esto una vez visto que sus ingresos son muchísimo mayores a los que obtenían por otros encargos fotográficos tradicionales. Aún así, “el microstock está abierto a cualquier fotógrafo profesional y aficionado que “fabrique” buenas imágenes. Y cuando digo “buenas” no digo “obras de arte”, simplemente fotos con una calidad y una valor comercial aceptable”, señala Torres
Este sistema hacía mucho más asequible la compra de imágenes para un cliente que, lógicamente, montar una producción propia. La fotografía de stock se distribuía a través de licencias de Derechos Protegidos (Rights Managed) es decir, que el fotógrafo conservaba la autoría de las imágenes pero permitía a la agencia vender los derechos para usarlas con fines comerciales. El precio del “alquiler” que tenía que pagar un cliente por una de estas imágenes variaba y varía (por que la fotografía stock tradicional sigue existiendo) de diferentes factores: de la resolución requerida, del tamaño que ocuparía esa imagen en el diseño final, del período de tiempo que el cliente iba a usar su imagen en exclusividad, de la cantidad de países donde se usaría, del tipo de soporte publicitario donde se mostraría, etc.
Aún así, esos precios, para muchos anunciantes siguen siendo muy altos, sobre todo en el caso de necesitar varias fotos para el diseño de un catálogo por ejemplo. Los clientes acumulaban gordísimos libros con colecciones de fotos para poder seleccionar la más apropiada para su proyecto. Las agencias trataron de buscar soluciones para hacer más asequible la compra de estas imágenes, como por ejemplo la producción de CDs por temáticas con varias imágenes prácticamente por el precio de una.
Pero cuando el mundo digital entró a escena con fuerza, todo este sistema dio un vuelco. 10 años después de la que la fotografía de stock tradicional se afianzase en el mercado, el uso de Internet estaba mucho más a la orden del día y la adquisición de una cámara réflex digital ya no suponía un gasto imposible para cualquier aficionado a la fotografía. Estos dos aspectos fueron en los que pensó Bruce Livingstone, cuando allá por el año 2000 decidió montar iStockphoto, la agencia pionera en el mundo de la fotografía microstock.
Básicamente la mecánica era la misma, los fotógrafos enviaban fotos y las agencias las vendían, pero ahora cualquier aficionado que realizase fotos técnicamente válidas podía venderlas en este sistema crowdsourcing por excelencia. Una vez pasado un examen de evaluación, el fotógrafo (profesional o aficionado) podía subir cuantas imágenes quisiese y cobrar los royalties pertinentes por sus ventas.
Las grandes empresas ya no eran las únicas que compraban fotos de stock. Aparecieron muchos tipos de clientes que demandaban el uso de imágenes de calidad, pequeñas empresas, bloggers… una tipología de comprador que valoraba más el precio económico de una imagen que la posibilidad de usarla en exclusiva. Así entonces, nacieron las licencias Libres de Derechos (Royalty Free), donde el fotógrafo seguía conservando los derechos de autor pero ofrecía de manera no exclusiva los usos de las imágenes. Evidentemente esto cambió la política de precios. Lo que antes costaba 900€ ahora costaba 1$. Como dijo Víctor Torres en Málaga, “en Microstock las imágenes no se venden, se alquilan”.
En microstock, los royalties que se cobran son minúsculos, pero las ventas son constantes. Una misma imagen puede venderse varias veces al día, cientos de veces al mes, miles en toda su inacabable existencia y aportarle a su creador unos beneficios imposibles de lograr por otro medio. Al cliente no le preocupa que la imagen que ha comprado la esté usando otra empresa en otro sitio porque ha pagado muy poco por ella. Cualquier pequeña empresa incluso un blogger particular se puede permitir comprar una imagen para ilustrar una noticia en su blog, sacrificando la exclusividad por el ahorro que consigue.
Aún así, sigue habiendo espacio para los profesionales, porque a pesar de los millones de fotos existentes en los bancos de imágenes, siempre existen carencias, que son solucionadas por los profesionales de la creatividad gráfica, tanto fotógrafos profesionales como diseñadores.
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