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viernes, 12 de abril de 2013

“El amor no es heterosexual, ni homosexual”

El matrimonio igualitario es LEY en Uruguay. El joven militante del Partido Socialista Facundo García, impulsor activo de la agenda del movimiento de lesbianas, gays, bisexuales y trans en la Argentina, participó en el país vecino de la jornada en que se aprobó la ley de matrimonio igualitario.


Escribió esta crónica para Boquitas pintadas. En su introducción dice: “La noche del 10 de abril va a quedar grabada por siempre en la memoria de quienes tuvimos la posibilidad de asistir al debate por la aprobación del Matrimonio Igualitario en nuestra vecina República Oriental del Uruguay y, quizás más importante aún, en todas aquellas personas que alguna vez fueron allí discriminadas por su orientación sexual. Una vez más, vencimos el statu quo de las leyes para decir: El amor no es heterosexual, ni homosexual, el amor es amor”.


Foto: Ovejas Negras


Crónica de un debate por la igualdad


Por Facundo N. García (*)


 


A la 1.15 am arribamos a Colonia con Macoco Guajardo, que integra el Comité Nacional del Partido Socialista en Argentina; a las 4 am iniciábamos nuestra vigilia en Montevideo. Vivíamos la jornada con la misma ansiedad que habíamos sentido en julio de 2010 en nuestro país.


Tal vez se pregunten por qué. Primaba en nosotros, como en tantísimos/as compañeros/as, un fuerte sentido de fraternidad. Quienes formamos parte de la lucha por el respeto a la diversidad sexual somos muy concientes de la transformación que produce en la sociedad este tipo de avances legislativos. En otras palabras, al reemplazar los términos “marido” y “mujer” por “contrayentes” estamos abriendo la puerta a miles de familias que hasta entonces estaban impedidas de acceder en pie de igualdad a los beneficios de la institución del matrimonio civil.


Y aún más, porque este derecho concreto y tangible no acarrea sólo un cambio exclusivo de las parejas del mismo sexo que piensen en casarse, trae consigo una semilla de igualdad que crece con el sol y se ramifica hacia todos los sectores sociales que ven en su cotidianidad situaciones de marginación e injusticia.


Cerca del mediodía, en la zona del casco histórico, más conocida como “ciudad vieja”, empezamos a reunirnos, mate mediante, con activistas locales y con la delegación de compañeros/as que viajaron también desde Buenos Aires en representación de la Federación Argentina LGBT. No escatimamos en anécdotas y comparaciones, rememorando las masivas concentraciones en nuestro país y las estrategias de comunicación en pos de la modificación del Código Civil. Mientras, Federico Graña, integrante del colectivo Ovejas Negras, nos ponía al tanto, siempre que su celular se lo permitía, de las últimas modificaciones que los senadores le habían hecho al texto original del proyecto.


La Plaza 1º de Mayo, frente al Parlamento, ya lucía los colores del arco iris por las banderas que habían colocado los/as activistas, preanunciando así la sesión, cuyo inicio estaba previsto a las 16.


Macoco Guajardo (PS Diversidad), Daisy Tourné (diputada del Frente Amplio), Facundo García, Viviana Piñeiro (titular de la IUSY – Internacional Socialista de Jóvenes) y Esteban Paulón (FALGBT); Foto: Gentileza Facundo García


Una diputada lesbiana y madre se hace oír


Las gradas se fueron llenando poco a poco cuando el debate ya había comenzado. Vamos a hablar claro, el resultado ya era cantado, pero la emoción estaba ahí contenida, aguardando la votación final. Los rostros asomaban atentos desde las barandas. Nadie quería perderse una palabra, ni un gesto.


La derecha cabalmente representada por una fracción del Partido Nacional no fue innovadora en su discurso, se percibían a sí mismos en franca minoría. Paradoja. Uno de sus diputados se limitó simplemente a transmitir un comunicado de la Asociación Cristiana Uruguaya y otros dos repetían aristotélicamente que “lo desigual debe tratarse desigual”. Como modesto estudiante de ciencia política me se siento en la obligación de señalar que Aristóteles nunca hizo pública su posición sobre el matrimonio igualitario.


Las locuciones más encendidas y contundentes tenían perfume de mujer. La socialista Daisy Tourné sostuvo que no se trataba de interpretar jurídicamente si el matrimonio es o no entre varones y mujeres sino que se estaba discutiendo ideología, y celebró el revolucionario cambio conceptual que se imprimía en la familia. Valeria Rubino, también diputada por el Frente Amplio y activista lesbiana, se refirió sin tapujos al tema de la adopción al decir: “En mi casa hay una niña de nueve años que está escuchando lo que ustedes están diciendo y que se ha criado en un hogar con personas del mismo sexo”.


Sorprendió, también, la socialista María Elena Laurnaga cuestionando los supuestos sobre la naturaleza del matrimonio y su finalidad procreadora al argumentar: “Si esto fuera así, un hombre y una mujer sólo podrían tener relaciones sexuales de una determinada manera y no se podría leer el Kamasutra”.


Ya rondando las cinco horas de debate, el presidente de la Cámara de Representantes convocó a los legisladores a sus asientos para votar. Los votos favorables ascendieron a 71; sólo hubo 21 votos en contra. A la posición unánime de los cincuenta legisladores frenteamplistas se habían sumado voluntades de otros bloques exhibiendo el alto nivel de consenso de la sociedad uruguaya respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo.


Las barras explotaron en aplausos y nuevamente vibramos todos juntos al grito de “¡igualdad!” y “¡se escucha, se escucha, arriba los que luchan!”. Uruguay se convertía así en el 12vo país del mundo y el segundo en América Latina en aprobar el Matrimonio Igualitario.


Militantes esperan ansiosos la votación en el Parlamento; Foto: Ovejas Negras


Una plaza con consignas claras


Entre sonrisas, lágrimas de emoción y abrazos, la concurrencia se entremezcló en la Plaza 1º de Mayo con periodistas y legisladores/as que se acercaron a felicitar a los/as activistas. La música no se hizo esperar. Sonaron clásicos como “Y todos me miran”, de Gloria Trevi, “Vogue”, de Madonna, “Titanium”, de David Guetta, “A quien le importa”, de Alaska. Los colectivos y automóviles tocaban bocina al pasar saludando el festejo.


Los organizadores agradecieron el acompañamiento de activistas españoles y argentinos en el proceso de lucha por el derecho al matrimonio. Y señalaron que esa jornada histórica era el inicio de otras luchas, que aún queda mucho por hacer. Se refirieron a políticas públicas en favor de la diversidad sexual, acceso laboral para el colectivo trans y campañas por el cese del bullying en las escuelas.


La Fraternidad


Si pudiéramos imaginar una biblioteca con libros sobre política, posiblemente, la mitad de ella versaría sobre las bondades de la libertad y la otra mitad haría lo propio con las bondades de la igualdad. Pero, cuántos libros nos interpelarían desde la fraternidad. Pocos.


La Revolución Francesa, que es en teoría el cimiento conceptual de las democracias, supo colocar a la fraternidad como parte de la tríada pero sin el mismo éxito a la luz de la historia. Mientras la libertad y la igualdad se han constituido innumerables veces como pasiones antagónicas, la fraternidad ha quedado de lado. Implica un esfuerzo, el de situarnos a la par de otro, el de reconocernos mutuamente.


La fraternidad es sensibilidad, sí. Es nuestra acción por excelencia, la del “socialismo afectivo”, como nos enseñara Pedro Zerolo. Por eso estuvimos allí presentes. Porque nuestra fraternidad es regional: trabajamos para ver los mismos derechos con los mismos nombres para la comunidad LGBT en toda América Latina.  Porque nuestra fraternidad es ideológica: portamos la bandera del arco iris con orgullo de ser quienes somos, con la convicción de que la visibilidad es el mejor camino para la ampliación de la ciudadanía. Porque nuestra fraternidad es humana: tiene rostros y nombres. Por mi parte, quiero regresar pronto a Uruguay para volver a abrazar a mis amigos Néstor y Raydel en el día de su matrimonio.


Néstor y Raydel, la pareja amiga de Facundo que ya piensa en el casamiento; Foto: gentileza Facundo García


 


(*) Es estudiante de ciencia política en la Universidad de Buenos Aires y militante del Partido Socialista desde donde impulsó la agenda del movimiento LGBT. Integra la ONG Capicüa trabajando en prevención de situaciones de acoso escolar (bullying) por orientación sexual e identidad de género.


 


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